sábado, 16 de noviembre de 2013

DIM, un sentimiento de 100 años

Tan astronómico como una atajada de Bobadilla, tan fuerte como “El Polaco” Escobar en un mano a mano, tan arrasador como un desborde de “La Gambeta” Estrada, tan claro como un pase de “Choronta” Restrepo, tan mágico como un tiro libre de Óscar Pareja, tan prodigioso como el talento de José Manuel “Charro” Moreno,  tan efectivo como un gol de José Vicente Grecco o Jackson Martínez. Más embrujador que una “Malazqueña”, más profundo que un grito ahogado de campeón de “Mao” Molina después de 45 años, más escalofriante que un combazo de David Montoya, más placentero que el título que se le arrebató al rival de plaza, así de imbatible como el DIM del 2009. Pero también, es tan tortuoso como celebrar un título en solo 5 minutos, tan devastador como una quiebra o una dirigencia de Castillo o Ciro, tan deprimente como un DIM 2-3 Santos, tan luctuoso como ese penal fallado que nos despojó de un título épico, tan sufrido, tan sufrido… como ser hincha del Medellín. Así puede describirse este sentimiento que hoy cumple 100 años historia.

Son muchas las anécdotas contadas y que quedan por contar, son muchos los jugadores, hinchas y dirigentes que inscribieron su nombre en la gloriosa historia del club de fútbol más antiguo de Colombia. Una tradición que se fundó un 14 de noviembre de 1913, un equipo de fútbol que se sostiene por el amor de sus fervorosos aficionados, un amor de colores rojo y azul, una pasión que desborda los límites de un simple deporte  y que se despunta más allá de un estadio haciendo parte de la vida misma, un sentimiento que se pregona domingo tras domingo en el Atanasio y en cada día de la semana, ese sentimiento que hoy su gente declama con orgullo: ¡feliz Centenario, Deportivo Independiente Medellín!




@mario_srz

Aldo Bobadilla, el ídolo de los jóvenes

En mis 20 años de existencia, tengo gratas pero breves referencias de David González, a mi memoria no logran llegar las atajadas de Luis Barbat, mucho menos a las de Efraín “El Caimán” Sánchez, pero sí guardo en mis recuerdos, quizá, al mejor arquero que me haya tocado ver en la vida, se trata del paraguayo Aldo Antonio Bobadilla, único arquero del cual me atrevo calificar como el todo de un equipo, que ganó un torneo gracias a él.

Bobadilla llegó a Independiente Medellín a finales del 2007 como una de las contrataciones más resonantes del fútbol colombiano. Pese a ganar la Copa Libertadores en ese mismo año y la Recopa Suramericana en 2006 con Boca Juniors, el arquero guaraní salió por la puerta de atrás después de un mal Torneo Apertura que dejó un sinsabor en los aficionados ‘xeneizes’.

Medellín venía de haber quedado en deuda las últimas campañas, en donde no se clasificó a los octagonales finales y con una estadística de goles en contra muy preocupante. Se debía traer a un arquero de categoría al equipo que dirigía Javier Álvarez. Todas las expectativas estaban puestas en el guardameta de 31 años, quien venía, además, de jugar el Mundial de Alemania con su selección.

La llegada de Aldo fue estupenda, el nuevo arquero ‘poderoso’ venía a rematar el Torneo Finalización en la fecha 10 frente a Equidad, de ahí en adelante, el pórtico rojo acumuló 6 fechas sin goles en contra, pero esto no le alcanzó al DIM para clasificar a los cuadrangulares por su flojo comienzo.

Ya en 2008, el portero de 1,92 metros, brillaba como figura en el equipo que ahora dirigía “Sachi” Escobar. Sólo recibió 14 goles en el ‘todos contra todos’, llegando a pelear hasta la última fecha su paso a la final del Apertura. En el segundo semestre, Bobadilla ya era capitán, la seguridad que transmitía en la parte de atrás consolidaba la zona defensiva que complementaban los centrales Daniel Sanabria, Andrés Ortiz y los laterales Juan Guillemo Cuadrado y Ormedis Madera. ‘El Poderoso’ llegó a disputar la gran final que perdería con el América de Diego Edinson Umaña.

Aldo era un hombre de temperamento fuerte, no fue muy amigo de las cámaras, ni de las entrevistas, tampoco de las fotos o autógrafos, su carisma se lo ganaba cumpliendo su trabajo debajo de los tres palos. Las solas atajadas de Bobadilla ganaban partidos, era muy hábil en los balones aéreos, muy oportuno en los achiques, las pelotas seguras de gol eran cacheteadas por sus prodigiosas manos y, por su contextura espigada, fue inalcanzable en los tiros de esquina. Ya era normal escuchar su nombre como figura en cada partido.

Después de un mal primer semestre en 2009 y de una discreta Copa Libertadores, Santiago Escobar renuncia y le deja el puesto a su asistente, Leonel Álvarez. “Leo” impuso una ideología ganadora en el equipo: se aplicaba el juego de posesión de la pelota, los pases por el aire precisos de “Choronta” Restrepo, los filtrados al piso de Luis Fernando Mosquera, la vertiginosidad de sus delanteros extremos Luis Carlos Arias y Felipe Pardo, la eficacia goleadora de Jackson Martínez y, por supuesto, la seguridad que transmitía Aldo Bobadilla a su cuarteto defensivo.

La campaña del Finalización 2009 fue impecable, las acrobáticas atajadas del paraguayo llamaban aficionados al Atanasio; Medellín fue campeón enamorándonos con su fútbol, ya Aldo se había convertido en nuestro ídolo, en nuestro ejemplo. En un partido de fútbol del colegio, queríamos estar en la posición más ingrata de este deporte, todo porque soñábamos ser como el gran Bobadilla.

Aldo se retiró del DIM en 2010, en plenas semifinales, para viajar con la Selección Paraguay a disputar el Mundial de Sudáfrica ya fichado por el club Corinthians de Brasil, dejando un gran vacío en nuestros corazones. Detrás de él, después se marcharía el técnico Leonel, quien más adelante dirigiría la Selección Colombia.

Hoy, con una gran nostalgia, después de 3 años, lo vuelvo a ver en el Atanasio Girardot participando en la celebración de los 100 años del Equipo del Pueblo. Para mi concepto, Aldo fue el último ídolo; tras su salida del DIM, el equipo no volvió a tener ese líder en la cancha y el camerino, esa voz de jerarquía que daba ánimo, regañaba y felicitaba. Por eso, como diría cierto personaje que pasó por el Medellín: “Bobadilla, el portero de los niños y el ídolo de los jóvenes, su espada eran sus guantes y su armadura sus guayos”.

¡Infinitas gracias, Aldo Antonio Bobadilla!

@mario_srz